A principios de 2014, nace en Barcelona un movimiento de taxistas inconformistas. Cansados de que las administraciones y sindicatos del taxi no hicieran nada, y poco a poco se fueron sumando más taxistas.
Alberto ‘Tito’ Álvarez es un taxista activista
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Esta serie de artículos sobre la Gig Economy en la UE fue posible gracias al generoso apoyo de la Lipman-Miliband Trust
En Abril, Uber aterriza en Barcelona y estalla la indignación de los taxistas. En menos de dos meses organizamos una huelga que consiguió un seguimiento del 100 por ciento y con una manifestación que marcaría un antes y un después en nuestro sector. Como resultado de esta victoria, empezaron a nacer otras asociaciones de Elite Taxi en ciudades de todo el país, hasta las 13 que existen en la actualidad. Allí donde hay una huelga de taxis nos desplazamos para dar apoyo: París, Toulouse, Bruselas, Roma, Berlín…
Es aquí cuando nos damos cuenta que habíamos conseguido en poco más de cuatro meses generar un movimiento jamás visto en el sector del taxi, y decidimos constituir la que hoy se llama Asociación Profesional Elite Taxi. Sin tener ningún medio económico decidimos empezar a pedir dinero con las cajas de resistencia por las paradas de taxi para demandar a Uber.
Después de demandar a Uber empezamos a movernos en las calles, construyendo un movimiento muy reivindicativo en el que nuestro objetivo principal era presionar a las administraciones públicas mediante la acción directa; ocupaciones de edificios públicos relacionados con la actividad del taxi como el IMET, Transports de la Generalitat, L’Autoritat Catalana de la Competència, Ayuntamientos. También llevamos a cabo cortes de tráfico en las arterias de la ciudad y enviamos cartas personalmente a los responsables políticos para pedirles que pusieran freno al intrusismo de Uber, que en poco más de 3 meses se había instalado con más de 2000 coches particulares ejerciendo de taxis.
El movimiento consiguió una victoria mayor, con la introducción de una ley Catalana que inmoviliza a los vehículos que transportan viajeros sin tener licencia, imponiendo una sanción de €4,000€, y si no se hace efectiva el vehículo queda precintado.
Va pasando el tiempo y el Taxi se va transformando en un movimiento que se organiza en espacios en los que jamás antes lo había hecho: colabora y da visibilidad a otros colectivos y movimientos sociales. En particular, el Taxi participó muy activamente en la campaña contra el TTIP, CETA, TISA; tratados de libre comercio e inversión que nos “cuelan” por la puerta de atrás con la intención de dar poder a las empresas transnacionales por encima de los estados. Estos tratados desregulan y liberalizan la actividad económica, rebajan los estándares sanitarios, dificultan la intervención pública en la economía e incluso establecen tribunales de arbitraje (ISDS) entre estados y grandes empresas, que benefician a estas últimas.
Nuestra mayor sorpresa llega cuando a finales de 2017 la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) nos da la razón: que la “economía colaborativa” es un mito y que Uber realiza una actividad de transporte y debe acogerse a las legislaciones de cada estado. Gracias a esta sentencia, en España se evitó que hoy tengamos más de un millón de coches particulares ejerciendo de taxis a través de su App: ahora Uber para operar necesita que sus vehículos tengan la autorización de alquiler de Vehículos de Transporte con Conductor (VTC). A pesar de esta victoria, siempre fuimos conscientes de que la lucha no terminaba poniendo freno al modelo de Uber, porque estas empresas transnacionales son como una serpiente de seis cabezas.
A partir de ese momento, nuestra estrategia se basa únicamente en centrar nuestras fuerzas en movilizar las calles y obligar a las administraciones a regular más la actividad de Uber, ya no sólo por una cuestión de protección de nuestro sector sino por una cuestión de justicia social. Es en este punto donde nuestro enfoque se vuelve más global utilizando toda nuestra potencia mediática para trasladar el mensaje de que el capitalismo de plataforma a través de la destrucción de la competencia y de la precarización del empleo- destruye el tejido productivo y los servicios públicos, que son la base de la democracia y del esfuerzo colectivo.
La Primea Heulga Indefinida Del Taxi En España
En julio de 2018, después de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que anulaba el reglamento del Área Metropolitana de Barcelona que regulaba la actividad de las VTC, decidimos poner fin a las movilizaciones cortas y que iríamos a por todas. Nuestra consigna era: “si lo que más importa es la economía, pues vamos a pararla toda”.
Este es el mensaje que dimos a todos los taxistas. Empezamos en Barcelona bloqueando las terminales del aeropuerto, estaciones de tren y autobuses y después en una asamblea multitudinaria nunca vista antes decidimos dirigirnos al centro de la ciudad y quedarnos allí con los taxis: ocupamos la Gran Via (la calle con más tránsito de Barcelona) y el caos se desató en toda el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Nuestra huelga se contagia a todo el estado Español y se va extendiendo como una mancha de aceite por Catalunya, Madrid, Valencia, Málaga, Sevilla, Bizkaia, etc.
Fue una sensación increíble, ver cómo la masa social nos apoyaba sin pestañear, a pesar del ataque indiscriminado de los medios de comunicación, que intentaban desvirtuar el mensaje real. Recuerdo que los medios de comunicación siempre me preguntaban cuánto tiempo podría aguantar el taxi y cuántas pérdidas teníamos. Pero cuando miraba atrás y veía las caras de mis compañeros convencidos, con una sonrisa de oreja a oreja, les contestaba claramente: “estaremos aquí lo que haga falta porque estos días no son ninguna pérdida, sino una inversión de futuro”.
Esta movilización histórica consiguió un decreto de ley que habilitaba a las comunidades autónomas a regular la prestación del servicio de las VTCs. Esto desembocó en otra movilización que empezó en Catalunya en el mes de enero de 2019, volviendo a parar la ciudad. Esta vez se consiguió en seis días, que se legislara que los vehículos VTC tienen que contratar los servicios con 15 minutos de precontratación, que se eliminara la geolocalización a través de su aplicación y que no puedan estar circulando sin servicio. Justo unos pocos meses después, esta regulación se reforzó con un reglamento en 36 municipios de la AMB.
De nuevo, Madrid siguió la estela de Barcelona, pero desgraciadamente no consiguió los mismos resultados, lo que demuestra lo importante que es la política en cada localidad, autonomía o estado. Donde gobierna la izquierda, se suele regular y proteger lo común, mientras que donde gobierna la derecha se liberaliza y privatiza. Es sorprendente que los que se autodenominan patriotas y siempre están hablando de la grandeza de la nación, no tienen reparos en entregar el control de la economía y de los servicios públicos a grandes empresas transnacionales que evitan pagar impuestos y que contribuyen a la destrucción del tejido productivo que dicen defender, perjudicando a pequeños y medianos empresarios, y sobretodo a trabajadores del país.
Transformando Las Luchas
En febrero de 2020, nace la idea de construir una nueva forma de luchar contra estas plataformas digitales. Creamos estrategias más eficaces y complementarias a las luchas en las calles, ya que entendimos que aun habiendo conseguido resultados muy positivos, la movilización puede agotarse si no se complementa con otras líneas de defensa. Por ello decidimos crear Taxi Project 2.0 en paralelo a Elite Taxi.
Taxi Project 2.0 pretende explorar formas de sindicalismo del futuro, que extiende redes a nivel local, autonómico, nacional e internacional. Exploramos estrategias que hasta ahora no habíamos considerado y que van mucho más allá de la lucha de nuestro sector hasta ese momento. Estas se centran en combatir el capitalismo de plataforma por distintas vías.
Es así como iniciamos nuestra estrecha colaboración con Ekona, la cooperativa de innovación económica, que es muy importante para nosotros. Nuestro objetivo es entender qué modelo de sociedad queremos y a partir de ahí hacer el trabajo que activamos a través de distintos canales, ya sean legislativos, jurídicos o en el campo de la comunicación política. El hilo conductor de nuestro trabajo es proponer un modelo de movilidad en las ciudades que proteja el derecho al uso del espacio público, a la movilidad como bien común. Queremos trabajar por una ciudad con el mínimo de contaminación y que ofrezca sueldos dignos para los trabajadores que se dedican a estos servicios.
Para ello hemos llevado a cabo acciones como interponer una querella contra Uber y Cabify. Se basó en la ingeniería inversa de las aplicaciones para los usuarios de estas empresas, que nos permitió destriparlas para mostrar el uso y abuso que hacen con los datos de los consumidores, que llega a vulnerar los derechos de los consumidores y la protección de los datos. Hemos estudiado cómo tales empresas evitan pagar impuestos a través de estructuras societarias complejas que les permiten realizar ingeniería tributaria, forzando la legalidad hasta el límite. Hemos colaborado con sindicatos de trabajadores para interponer demandas en la Inspección de Trabajo para solicitar que se remuneren las horas extras de los conductores de las plataformas y de los taxistas. Y que se considere que la jornada laboral se inicia cuando se activa la aplicación. Nos hemos marcado el objetivo de inscribirnos en el registro de transparencia de la Comisión Europea como si fuéramos un lobby para mandar un mensaje claro: no nos vamos a quedar sólo con la vía de las calles, sino que los vamos a perseguir donde mejor se mueven estas empresas transnacionales, que es en los despachos generando presión e influencia en la UE. Y así plantarles cara en su terreno.
En estos últimos seis años hemos entendido que hay que madurar y construir nuevas formas de lucha complementarias. Estamos convencidos de que lo vamos a conseguir aún siendo conscientes de que nuestro enemigo es muy poderoso.
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